Ver a un hombre con un bigote de los 80 da de qué hablar, puede generar risas y hasta burlas. Pero, ver un mostacho gracioso nos puede generar un tema de conversación entretenido y muy interesante ¿Cómo? Gracias a que Movember ha reivindicado este símbolo para que la gente hable virtualmente y en nuestro día a día de la salud masculina. Un movimiento local que emprendieron un grupo de amigos australiano, hoy en día, se ha convertido en la asociación que más dinero recauda en todo el mundo para investigar el cáncer de próstata y testículos.
Movember no ha nacido de la noche a la mañana, se han creado plataformas en torno a una identidad y una imagen. Desde su inicio se crearon un logo y una página web que ha conseguido una fuerte fidelización del público. La clave de su éxito ha sido la adhesión a una red social donde el usuario se funde con la marca; puedes ser Mo Bro o Mo Sistas, si eres hombre o mujer. De este modo, el usuario es un agente más de la marca y genera imagen para el producto. ¿En qué consiste el producto? En conseguir financiación para la investigación.
Tal vez sea una frivolidad hablar de ‘producto’, pero su eficacia y el éxito de este movimiento se basa en estrategias de marketing que toda empresa debería inspirarse. Las estrategias locales han tenido una difusión global ya que cualquier persona del mundo se puede sentir identificada con alguien que se deje bigote por una causa social. La finalidad es marcar la diferencia, en este caso, con un bigote. La sencillez del mensaje y la fuerza de la imagen han hecho posible un movimiento glocal que predomina en 21 países del mundo. De hecho, esto ha ido más allà creando un hashtag #Movember que se convierte en trending topic en noviembre, un reto para mejorar la forma física de los ‘Mo’ llamado MOVE e, incluso, un videojuego para smartphone llamado Run Mo Run.