Artículo publicado en El Mundo.
«LAS EMPRESAS del siglo XXI requieren de equipos motivados que traten de dar lo mejor de cada uno para lograr los mejores resultados»
Personalmente considero que la cocina, las artes plásticas y la empresa son tres planos que contienen muchas semejanzas. Pero si he de destacar una es el placer que otorga crear.
Así, si nos preguntasen qué ingrediente es el más importante en la elaboración de una paella, se presentaría un nutrido debate respecto a cuál de ellos es el más significativo. Por mi parte me atrevería a afirmar que no existe ningún ingrediente más importante que otro, sino que es la suma y el cuidado de estos los que pueden aportar el mejor de los resultados.
Algo similar ocurre en el contexto de la empresa: si nos preguntásemos cuál es el elemento fundamental, piense que no existe un producto más importante que otro, sino que es la suma de estos ingredientes, con el aporte de visión y experiencia necesarios, los que dan el resultado final.
Por tanto, las compañías del siglo XXI requieren de equipos motivados que traten de dar lo mejor de cada uno para lograr los mejores resultados. Existen organizaciones en las que el pesimismo campa a sus anchas y en las que se hace difícil que cualquier buena idea prospere y se convierta en un acicate para generar nuevas oportunidades en el seno de la empresa y del mercado.
La implicación del equipo humano en cualquier organización es un aspecto fundamental para la mejora de los resultados. Así pues, descubrir las metas personales de cada miembro, instalar creencias positivas, trabajar las resistencias que puedan aparecer, implantar horarios que contribuyan a que las personas concilien su esfera personal con la profesional, así como el hacerlos partícipes de los logros de la organización son algunos aspectos a tener muy en cuenta para lograr el mejor de los platos, ya que hablábamos de cocina.