El fracaso o el éxito de un producto depende de una infinidad de factores. De hecho, las empresas invierten grandes cantidades de dinero y recursos en dar en la tecla adecuada con tal de descubrir dónde reside el secreto. Sin duda, desde hace años el marketing en el punto de venta se ha convertido en una de las acciones preferidas para dar a conocer un producto a la vez que atraer la atención de los clientes dentro de un entorno, como puede ser un supermercado o unos grandes almacenes, completamente repleto de estímulos.
Es más, los potenciales clientes llevan años pudiendo utilizar, palpar, observar, juzgar o interactuar con los productos o servicios que día tras día se les ofrecen. Dichas técnicas han evolucionado con los años, tratando cada vez más de alcanzar el máximo grado de creatividad y originalidad hasta utilizar por ejemplo tecnologías de realidad aumentada.
Así, la sensación que se acaben llevando los potenciales clientes tras su experiencia puede ser crucial a la hora de lanzar, posicionar o consolidar una marca determinada. Es aquí donde las empresas deben agudizar el ingenio para que una acción que si se descuida puede acabar convirtiéndose en un obstáculo molesto para el consumidor, se convierta en una gran experiencia.
De esta forma, esta experiencia no debe ser solo buena, sino que debe generar tal sensación de positividad que sea duradera y permanezca en el subconsciente de cara a generar un boca a oreja positivo que acabe mejorando las ventas de un producto o servicio determinado.
Por lo que, independientemente de todo el trabajo previo que se haya realizado, la clave puede residir en ese primer contacto con la clientela, que es al fin y al cabo, quien va a adquirirlo.
El éxito hay que buscarlo y el marketing de punto de venta puede resultar el mejor teléfono para realizar dicha llamada.