Una de las reglas de la comunicación y publicidad para alcanzar una mayor audiencia (e influir en esa audiencia) es trazar un discurso que emocione. Y las buenas marcas lo saben, de ahí que para tender esos puentes sentimentales con los consumidores utilicen a la música para jugar ese papel importante. Elegir la adecuada banda sonora para el producto en cuestión puede lograr que a la vez que exalta sentimientos, también aumenta el reconocimiento de la marca.
Las películas de suspense o de acción se recuerdan antes por la música que por los protagonistas. Una melodía bien elegida facilita el acercamiento con la sensación que quiere transmitir el director, lo mismo puede pasar con el publicista y el consumidor del producto elegido.
¿Quién no recuerda la banda sonora de ‘Tiburón’ cada vez que se mete en el mar en verano o cuando llegaba la hora de la ducha la sangrienta ‘Psicosis’ de Hitchcock?. Clásicos para el recuerdo que se asocian a la música y que no se olvidan.
En la publicidad también hay jingles o anuncios cantados que ningún niño olvida, ya sea de siempre como el de la nocilla: ¡Leche, cacao, avellana y azúcar… Nocilla! O bien, más actual como el programa de los peques, el Clan: “Conéctate al verano con Clan, no importa si eres grande o eres pequeñito de todas las edades, chicas y chicos”. No hay que olvidar que los niños también son grandes influyentes respecto la opinión de los padres y son los futuros compradores.
Desde KAIZEN GROUP practicamos la evidencia de que una buena estrategia de marketing es la que ayuda a crear engagement con la marca. Un jingle corto y pegadizo que sea fácil de recordar ayuda a identificar el producto. Y si es música de fondo, bien instrumental o de algún grupo del momento, debe conectar con la emoción para crecer la afinidad, llegar al corazón y convertir a las personas en un ‘brand lover’.
MariaJose Moreno Mora. Departamento de Comunicación en KAIZEN GROUP